- - Amigo, me voy a suicidar, estoy desesperado.
- ¿Y poqué?.
- Que mi mujer se ha acostado con todos mis conocidos.
- Bueno, ya será para menos, no habrá sido con todos, todos.
- Con todos menos con el portero.
- ¿Ves?, anímate, que podría ser peor.
- Pero es que el portero es automático. - ¿Cómo comienzan los argentinos sus cartas de amor?. - Ya sé que me extrañás...
- Están hablando un mexicano y un argentino: - Che, no sabés!. Tengo un cuadro de Jesucristo atrás de mi cama y cuando hago el amor, Jesucristo aplaude. - Pues mira, yo tengo un cuadro de la cena de los apóstoles. - Che, y no me digas que te aplauden. - Pues no, me hacen la ola.
- Se encontraban dos argentinos discutiendo: - Che te digo que yo soy el hijo de Dios!.. - No, no, no, mira... El hijo de Dios soy yo. - Pero... ¿como?. ¿Vos estás loco?. Si el hijo de Dios soy yo!. Y siguieron asi por un buen rato hasta que pasó otro argentino, al cual detuvieron y le preguntaron: - Mira tenemos un dilema. Él dice que es el hijo de Dios, pero no. Porque el hijo de Dios soy yo. ¿Vos qué decis?. A lo que el otro argentino respondió: - Che... Pero no me jodas... ¡YO NO TENGO HIJOS!.
- ¿En qué se parece Superman a un argentino humilde?. En que ninguno de los dos existe.
- ¿Cuál es el mejor negocio del mundo?. Comprar un argentino por lo que vale y venderlo por lo que él cree valer.
- ¿Cómo reconoces a un argentino en una librería?. Es el único que pide un mapamundi de Buenos Aires.
- Un argentino le dice a otro: - Fijáte ché, cómo es cierto que Dios es muy humilde, según dicen las Escrituras. - Mirá que nació en Belén pudiendo haberlo hecho en Buenos Aires.
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